4 razones para ir al Trekking Dientes de Navarino
¿Has visto el mapa de Chile? Mira bien al sur. Sí, ahí donde la colita pareciera que gira a la derecha. Ese pedazo que está debajo de Argentina. Incluso más al sur de Ushuaia, declarada “La ciudad del fin del mundo”. Ahí está Isla Navarino. Y es por donde irás si decides aventurarte a caminar los Dientes de Navarino.
Cuando uno oye “dientes” ya da miedo. Es como si el trekking ya de mirarlo mordiera. Y quizás el granizo, el frío y la desolación muerden un poco. Pero son necesarios, y son clave, para poder experimentar la emoción de estar perdido (porque probablemente nunca sabrás muy bien donde estás) en el trekking más austral del mundo.
¿Por qué harías el Trekking Dientes de Navarino?
Para sentirte un poco explorador.
Aunque cada vez tiene más popularidad, hacer el trekking Dientes de Navarino no es algo que pueda hacer cualquier persona, ya que económicamente, en tiempo y en motivación, hay varios obstáculos. Puede ocurrirte no ver a nadie en días, ver pocas huellas o signos de civilización.
Empiezan a correr las historias de Ernest Shackleton y su expedición a la Antártida; de Hernando de Magallanes, del Piloto Pardo. Tomas un pequeño desvío y fantaseas con que quizás ningún ser humano ha estado antes ahí.
Tienes que usar todos los sentidos para encontrar el camino: buscar huellas, “hitos” (palos blancos enumerados que señalan el camino) y monolitos (torres de piedra) para saber por donde ir (y para asegurarte de que vas por buen camino). Eliges dónde poner tu carpa mirando la naturaleza, buscando poca humedad y resguardo del frío, ya que no hay camping establecido.
Llevas contigo a todas partes todo lo que necesitas para vivir: tu comida, tu ropa, tu casa y tu cama. Vas descubriendo todos los días paisajes nuevos, y tu cuerpo se acostumbra a caminar con peso, con lluvia, con granizo.
La belleza de la desolación.
Hay un poco de verde, algo de azul, de lo que comúnmente es considerado bonito. Pero existe mucho de una belleza única, simple, vacía. Se ven planos, terrenos eternos sin árboles. Lagunas congeladas, cerros grises y nieve. No te llenas de lo exuberante , te maravillas de lo monótono. Empiezas a observar los detalles y a entender lo que está pasando alrededor. Tienes mucho tiempo para procesar cada paisaje. Te tomó mucho esfuerzo llegar a ese lugar.
La importancia de lo nuestro.
Probablemente te han contado que en la naturaleza generalmente lo original, lo nativo, es lo que mejor se desarrolla. Nos dicen que no debemos talar los bosques autóctonos, y si plantamos, deben ser adhoc. Nos cuentan que las especies introducidas generan daños al ecosistema. Lo había oído mucho, pero no lo había internalizado hasta que vi las consecuencias de los castores en Tierra del Fuego. Tengo que admitir que gracias a las películas me los imaginaba adorables e inofensivos. En este trekking me di cuenta del problema que significan.
Como no tienen depredador natural, se reproducen masivamente sin control. Talan árboles y empiezan a formar diques, que convierten ríos en lagunas, y una laguna en cuatro. Cambian el curso de las aguas y alteran el ecosistema de otros muchos animales (existe un documental llamado Los castores – La invasión que se comió Tierra del fuego, que trata este tema, aquí pueden ver el trailer).
A veces hay que ver algo para convencerse.
Para expandir tus latitudes.
A menos que hayas ido a la Antártica, es el lugar más austral en el que vas a haber estado (para ser más precisos, latitud S55°4’31.91″). No es el lugar más austral de Chile continental (eso es Cabo de Hornos), pero queda muy muy cerca. Si miras al sur, te separa solamente un poco de mar con la Antártica. ¡Estarás a 300 km al sur de Punta Arenas! Dejarás de decir “desde Arica a Punta Arenas” para incluir a tus nuevos compatriotas: “desde Arica a Puerto Williams”.
¿Con ganas de ir al Trekking Dientes de Navarino? Aquí algunos consejos para organizar el viaje.
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